miércoles, 13 de marzo de 2013

CAPITANES INTRÉPIDOS
Rudyard Kipling
Editorial Extremadura S.A., España, 2004.

 

Tiro al blanco

No hay nada de hallazgo en este librito. Simplemente quería seguir leyendo a Kipling y compré esta edición, que decirle económica es decirle mucho.

El autor

Kipling es un británico nacido en Bombay en el año 1865. Lleva en sí la contradicción de miles de ciudadanos británicos que no habían nacido en suelo inglés; quizás por eso nunca renegó del mote de "escritor del imperio". A los seis años su padre, un militar británico con ciertas dotes artísticas (era escultor), lo envía junto a su hermana a educarse en un colegio internado en Inglaterra. Al terminar sus estudios, no pudiendo ingresar en Oxford porque no tiene dinero ni promedio para una beca, se dirige a Pakistan, donde comienza a trabajar como periodista. Este trabajo como redactor de artículos le sirve para emprender sus primeros viajes por el mundo. En 1892, ya siendo conocido como escritor, se casa y se muda a Vermont, EE.UU. En campestre aislamiento, solo con su mujer y su primera hija, escribe su obra más célebre e imaginativa: "El libro de la selva".

Kipling fue considerado el escritor británico por excelencia, tildado muchas veces de imperialista, aunque rechazó todos los máximos honores que el gobierno británico quiso concederle (incluso el título de Sir); aceptó si, el premio Novel de literatura de 1907. Tuvo la desdicha de sobrevivir a dos de sus tres hijos, su primogénita muerta de pulmonía en  1899 y su único hijo varón, caído en combate a los diez y ocho años en la Primera Guerra Mundial. Esto lo llevó a escribir artículos críticos hacia la estrategia británica durante la guerra que fueron censurados. Sus últimos años los dedicó a viajar (aunque nunca dejó de escribir) junto a su esposa Carrie, con la que estuvo casado cuarenta y cuatro años, hasta su muerte en 1936.

El libro

Si bien Capitanes intrépidos no está a la altura de lo mejor de Kipling, sí tiene todo lo que lo hizo famoso como escritor. A media distancia entre un libro para jóvenes y uno para adultos, Capitanes intrépidos puede encajar bien en una colección de novelas de aventuras. Tiene además el personaje típico de Kipling como protagonista: un adolescente que debe superar peripecias dignas de un aventurero sin flaquear y echando mano a su inteligencia y valentía, más que a su fuerza; Kim  y El libro de la selva van también un poco de eso.

A mi se me ha antojado hacer de Capitanes intrépidos (digo dentro de mi cabeza y en antojadiza clasificación), una suerte de continuación o de segunda mitad o de libro complementario de Moby Dick. Porque si Moby Dick es (entre otras cosas) la mejor descripción hecha sobre la caza de ballenas, Capitanes intrépidos lo es de la pesca del  bacalao. El Gran Banco de Terranova es el escenario donde transcurre la novela.

El protagonista, Harvey Cheine, malcriado hijo único de un multimillonario americano, cae por la borda de un trasatlántico en el que viajaba con su madre. Milagrosamente un pescador lo rescata en su bote y lo conduce hasta la goleta We´re Here. Allí el capitán Disko Troop (Spencer Tracy recibirá el Oscar en 1938 por su interpretación de este personaje) lo tomará por loco al escuchar sus historias de ricachón, y en lugar de conducirlo a Nueva York, donde Harvey le promete la recompensa de su padre, lo toma como segundo grumete (el último escalafón del barco) y lo pone a trabajar; prometiéndole pagarle treinta y cinco dólares al final de su viaje (Harvey llevaba ciento treinta y seis cuando cae del paquebote - cantidad que por supuesto pierde). Ante la protesta irrespetuosa de Harvey, el capitán le propina el primer golpe de su vida y lo manda a fregar. Harvey se resigna y encuentra en Dan, hijo del capitán y primer grumete, un amigo y un maestro en las artes de la pesca.

La novela, además de una parábola sobre el valor del trabajo para moldear la personalidad de un joven, es una descripción interesantísima y detallada de la vida en un pesquero pequeño (tripulado por ocho hombres) en las gélidas aguas del Atlántico Norte. Su fuerza reside en esa descripción de una tarea durísima y peligrosa, y de la comunidad de goletas que surcaban un mar del que parecían dueñas, en busca del escurridizo banco del bacalao; del que su capitán, con una mezcla de conocimiento e intuición, es experto en encontrar.

Harvey Chaine no sólo ha tenido la suerte de que lo rescatasen, sino de caer en manos de un capitán religioso y puritano que mantiene a su tripulación lejos del alcohol. No se si la cita será auténtica, pero he leído que Winston Churchill (por dos veces Primer Lord del Almirantazgo inglés) decía que la armada británica se basaba en tres pilares fundamentales: la violencia, el alcohol y la sodomía. Harvey Chaine, afortunadamente para él, cae en manos de hombres que no practican ninguno de los tres. Existe sí, en el universo que describe Kipling, referencias al vicio. El barco de un capitán borracho y cargado de deudas, se hunde blandamente en el mar sin dejar sobrevivientes, en no demasiado sutil parábola.

Harvey atravesará una serie de aventuras entre la niebla y los bancos de hielo que rodean Terranova. De allí aprenderá un oficio y sacará las enseñanzas que lo convertirán en otro joven diferente del estirado petimetre que cayó al mar.

Conclusiones

Sin ser un gran libro, Capitanes intrépidos es interesante por el universo que describe. La prosa de Kipling empuja todo el tiempo hacia adelante la historia, que nunca decae en su ritmo. Los personajes, aunque no están analizados profundamente en su psicología, que no es esa la intención del autor, están bien delineados en su personalidad. Kipling no es un estilista, ni provoca admiración en el lector por descripciones, metáforas, siquiera por diálogos agudos. Kipling sencillamente escribe bien y sabe contar una historia. En otras obras más profundas, demuestra talento para crear ambientes ensoñados o poéticos (Puck), aquí sencillamente se propone escribir una aventura con cierta enseñanza o moraleja y lo hace muy bien. Un librito que se lee rápido (con tiempo en una vacación no puede llevar más de dos días) y con el que se puede aprender a pescar bacalao, una enseñanza que uno nunca sabe cuándo puede llegar a ser útil.

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